domingo, 16 de octubre de 2011

Consulta médica XXI

-¡Beroldo! Finalmente ha regresado, qué alegría
-Hola doctor, para mí también es una alegría volver. Le agradezco los llamados telefónicos durante este tiempo de ausencia
-Por favor, querida, ¿qué clase de profesional sería si me desentendiera totalmente de mis pacientes cuando se ausentan tanto tiempo?
-Es cierto, doctor, pero déjeme decirle que no todos se preocupan de la misma manera. Soy una paciente con suerte
-Me alegra de que se sienta así.
-Gracias doctor, debo confesar que me siento aliviada de haber vuelto finalmente
-¿Aliviada? A ver, si nos remitimos a la definición de esa palabra, sacaría como conclusión que siente una disminución de un “peso” que venía cargando
-Doctor, qué expresividad. ¿Ha estado practicando?
-Sí, ríase mi querida, pero es cierto que he ganado cierta…cómo decirle…plasticidad a la hora de hablar con mis pacientes
-Sí, puedo observarlo y me alegro mucho. En serio, doctor, ya no lo estoy cargando
-Gracias, Beroldo
-Faltaba más
-Entonces, retomemos, ¿por qué aliviada? Si hubiese estado tan mal, por supuesto que habría venido al consultorio antes. No me va a decir que se cree en falta por no ir más seguido al médico. Por más que extrañamente me sienta halagado, esa no se la creo
-Me hace reír, doctor
-Pero se lo digo en serio, querida. Y de hecho, hasta me preocuparía si realmente necesitara una visita médica aun si no tuviese nada que reportar
-Totalmente, doctor. Y no, no crea que soy hipocondríaca
-No lo creo para nada
-Le dije que sentía un poco de alivio de estar acá porque la realidad es que hace varias semanas que ando con algunos problemas para dormir otra vez y, sin embargo, no me decidía a sacar turno
-Bueno, pero al final lo hizo. Ahora está acá
-Sí, claro, y por eso estoy más tranquila, porque me saqué de encima una cosa pendiente
-¿Acaso me está queriendo decir que tiene muchas cosas pendientes?
-Sí, doctor, y en estos días llegué a una conclusión
-¿A qué conclusión, Beroldo?
-Me dan mucho más trabajo las cosas que no hago, que las que sí llevo a cabo
-¿Y no probó con hacer una lista?
-Se está divirtiendo conmigo… qué malo
-No, querida, se lo pregunto en serio
-Por supuesto que probé haciendo una lista
-¿Y?
-Y nada, me ponía más nerviosa. Todos los días la miraba como si por simple devenir cósmico alguna tarea fuera a desaparecer sola
-Ay, Beroldo, qué ocurrencias tiene. Yo le pregunté si había probado con hacer una lista porque a mí, en lo particular, me sirve
-¿Así que a usted también le dan más trabajo las cosas que no hace?
-Usted tiene una manera muy particular de explicar las cosas, pero bueno, digamos que sí es mi respuesta a su pregunta
-¿Y la lista le es útil?
-Piénselo de esta manera: muchas veces, con el paso de los días, las cosas que habíamos apuntado como importantísimas, por algún motivo pierden el sentido y ya no necesitamos hacerlas
-Puede ser…
-Y las tareas que sí continúan vigentes, no nos queda otra que realizarlas de una buena vez. En algún momento, la lista se achica y podemos dormir más relajados
-¿Me está queriendo decir que mi problema para dormir está relacionado con mi obsesión con la lista de cosas pendientes?
-No estoy seguro, ¿qué opina usted, Beroldo?
-Que debería ir a mi casa y tachar varios ítems de mi lista
-Excelente respuesta
-Gracias
-Entonces, ¿la espero pronto por acá?
-Por supuesto, doctor. Muchas gracias y hasta luego
-Beroldo
-¿Sí?
-No se pierda
-No, doctor
-Beroldo
-¿Sí?
-Me alegró verla
-Gracias, doctor. A mí también
-Adiós, mi querida
-Adiós