miércoles, 14 de agosto de 2013

consulta médica xxiv



-¿Hola?
-Hola doctor, lo llamo porque acá hay una persona que desea hablar con usted y, por su insistencia, me parece que realmente es importante.
-Pero en una hora ya llego al consultorio
-Sí, eso le dije repetidas veces pero insiste y…
-Bueno, a ver, pásele el teléfono

-¿Hola doctor?
-Sí, quién habla
-Beroldo habla
-¿Beroldo?
-Sí, Beroldo
-Qué sorpresa, querida…qué sorpresa
-Disculpe que lo haya molestado así pero pensé que lo iba a encontrar atendiendo y bueno, me encontré con que no. ¿Hace mucho cambió sus horarios? Y no tiene el mismo número de celular.
-Sí, cambié mis horarios y también mi celular. Dígale a mi secretaria que se lo anote.
-Sí, gracias, doctor.
-De nada, querida. Me alegra escucharla
-¿De verdad? Lo noto muy serio. Entiendo que lo haya sorprendido el llamado pero esperaba otra reacción, para serle sincera.
-Pero Beroldo, comprenda que estoy en la calle. ¿Por qué no se saca un turno y nos vemos personalmente? Me encantaría verla después de tanto tiempo.
-Sí, a mi también. Pero igual, ahora pienso que quizás no fue la mejor decisión.
-¿Qué decisión?
-La de volver
-Pero por favor, Beroldo, no me haga enfadar por teléfono. Si volvió es porque realmente sintió la necesidad de hacerlo.
-Sí, pero lo noto ofendido
-¿Beroldo?
-¿Qué?
-Deje de enroscarse
-Si usted lo dice…
-Yo lo digo. Y cuénteme, ¿cómo anduvo todo este tiempo?
-Bien, la verdad que bien. No podría haberme sentido de otra forma teniendo en cuenta que estuve viviendo en mi negativo
-¿En su negativo? Ay, Beroldo, cuántos recuerdos me trae esto
-Déjeme terminar, doctor. Me refiero a la imagen fotográfica
-Ya me hace reír. Se da cuenta de que lo que dice es confuso, ¿no?
-Si usted lo cree.
-No importa. Continúe, por favor.
-Básicamente eso. Estuve escondida en el negativo de mi vida.
-¿Y podría explicarme qué significa? Y en qué la afectó, por supuesto
- En que pasé por una etapa en que toda conversación la empezaba con la frase “salvando las distancias”. O mejor dicho, “salvando mis distancias”… ¿Y sabe qué? Las cosas pasan y no hay distancias que te salven.
- ¿Y entonces?
-Entonces eso, doctor. Desde que me decidí a encuadrar las cosas a su tiempo y lugar, mi cabeza sufre de un exceso de temas que compiten entre sí.
-¿Tiene jaqueca?
- Sí, y siento mareos también. Doctor, ¿usted cree que en la vida todos necesitamos un mínimo de seguridad y rutina?
-Creo, mi querida Beroldo, que ya es hora de que vuelva
-Gracias, doctor. Le noto la voz más animada y eso me alegra.
-¿La veo pronto, entonces?
-Nos vemos pronto.
-Adiós, querida
-Chau, doctor.

3 comentarios:

  1. un brillante aporte a la neurosis colectiva. bombos y platillos para celebrar este regreso

    ResponderEliminar
  2. No hay distancias que nos salven, efectivamente querida beroldo. Me alegra más que al dr este regreso, para mí que él estaba muy ocupado. Espero saber pronto cómo es la vida en positivo.

    ResponderEliminar
  3. ¡Bienvenida de regreso, querida Beroldo! ¡Esperábamos con ansia el gran regreso!

    ResponderEliminar