-¿Hola?
-Hola doctor, lo llamo porque acá hay una persona que desea
hablar con usted y, por su insistencia, me parece que realmente es importante.
-Pero en una hora ya llego al consultorio
-Sí, eso le dije repetidas veces pero insiste y…
-Bueno, a ver, pásele el teléfono
-¿Hola doctor?
-Sí, quién habla
-Beroldo habla
-¿Beroldo?
-Sí, Beroldo
-Qué sorpresa, querida…qué sorpresa
-Disculpe que lo haya molestado así pero pensé que lo iba a
encontrar atendiendo y bueno, me encontré con que no. ¿Hace mucho cambió sus
horarios? Y no tiene el mismo número de celular.
-Sí, cambié mis horarios y también mi celular. Dígale a mi
secretaria que se lo anote.
-Sí, gracias, doctor.
-De nada, querida. Me alegra escucharla
-¿De verdad? Lo noto muy serio. Entiendo que lo haya
sorprendido el llamado pero esperaba otra reacción, para serle sincera.
-Pero Beroldo, comprenda que estoy en la calle. ¿Por qué no
se saca un turno y nos vemos personalmente? Me encantaría verla después de
tanto tiempo.
-Sí, a mi también. Pero igual, ahora pienso que quizás no
fue la mejor decisión.
-¿Qué decisión?
-La de volver
-Pero por favor, Beroldo, no me haga enfadar por teléfono.
Si volvió es porque realmente sintió la necesidad de hacerlo.
-Sí, pero lo noto ofendido
-¿Beroldo?
-¿Qué?
-Deje de enroscarse
-Si usted lo dice…
-Yo lo digo. Y cuénteme, ¿cómo anduvo todo este tiempo?
-Bien, la verdad que bien. No podría haberme sentido de otra
forma teniendo en cuenta que estuve viviendo en mi negativo
-¿En su negativo? Ay, Beroldo, cuántos recuerdos me trae
esto
-Déjeme terminar, doctor. Me refiero a la imagen fotográfica
-Ya me hace reír. Se da cuenta de que lo que dice es confuso,
¿no?
-Si usted lo cree.
-No importa. Continúe, por favor.
-Básicamente eso. Estuve escondida en el negativo de mi
vida.
-¿Y podría explicarme qué significa? Y en qué la afectó, por
supuesto
- En que pasé por una etapa en que toda conversación la
empezaba con la frase “salvando las distancias”. O mejor dicho, “salvando mis
distancias”… ¿Y sabe qué? Las cosas pasan y no hay distancias que te salven.
- ¿Y entonces?
-Entonces eso, doctor. Desde que me decidí a encuadrar las
cosas a su tiempo y lugar, mi cabeza sufre de un exceso de temas que compiten
entre sí.
-¿Tiene jaqueca?
- Sí, y siento mareos también. Doctor, ¿usted cree que en la
vida todos necesitamos un mínimo de seguridad y rutina?
-Creo, mi querida Beroldo, que ya es hora de que vuelva
-Gracias, doctor. Le noto la voz más animada y eso me
alegra.
-¿La veo pronto, entonces?
-Nos vemos pronto.
-Adiós, querida
-Chau, doctor.
un brillante aporte a la neurosis colectiva. bombos y platillos para celebrar este regreso
ResponderEliminarNo hay distancias que nos salven, efectivamente querida beroldo. Me alegra más que al dr este regreso, para mí que él estaba muy ocupado. Espero saber pronto cómo es la vida en positivo.
ResponderEliminar¡Bienvenida de regreso, querida Beroldo! ¡Esperábamos con ansia el gran regreso!
ResponderEliminar